jueves, 28 de agosto de 2008

LA LIEBRE Y LA TORTURGA




LA LIEBRE Y LA TORTUGA

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque decía que era la más veloz. Por eso, siempre se reía de la lenta tortuga.-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto, te vas a cansar de ir tan de prisa! –

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.



-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.- ¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre. -Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera. La liebre, muy divertida, aceptó.

Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos. Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura.



Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar. Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre se burló de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha. Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida



Mientras tanto, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera. Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: a pesar de nuestras limitaciones podemos alcanzar nuestros objetivos, si nos esforzamos.










1 comentario:

todo mujeres dijo...

Me recuerda cuando dramatizamos este cuento en la U. sobre todo la liebre Pamela y la tortuga Fiorella. (eran otros tiempos....)